- ¿Por qué tengo el cuello tan largo? – preguntó la pequeña Jirafa a su madre.

- Alégrate – dijo la mamá Jirafa. Todos acudirán a ti en busca de ayuda cuando tengan problemas.

La pequeña Jirafa en ese momento aún no lo comprendía.

Se dio cuenta de adulto que los acontecimientos hay que contemplarlos desde una perspectiva un poco más alejada. Muchos no son capaces de hacerlo, y por eso le pedirían a Ella, que les ayudase.

Y así pasó.

Cuentan que cuentan que me contaron que hijo del País de las Alegrías conoció a hija del País de las Reglas. La hija del País de las Reglas por el hijo del País de las Alegrías subía a aviones, y a menudo se implicaba demasiado.

También le costó mucho dinero todo eso, y eso que procedía de un país pobre.

Trabajaba, criaba a sus hijos, volaba, se separaban, lloraba, trabajaba, volaba, criaba, se separaban, lloraba...

Para la hija del País de las Reglas el encuentro con el hijo del País de las Alegrías fue un latido de corazón irresistible.

Para la hija del País de las Reglas el encuentro con el hijo del País de las Alegrías fue una bomba de energía.

Para la hija del País de las Reglas el encuentro con el hijo del País de las Alegrías fue fuerte, y trajo nueva vida.

Para la hija del País de las Reglas el encuentro con el hijo del País de las Alegrías fue una enorme ayuda.

Para la hija del País de las Reglas el encuentro con el hijo del País de las Alegrías fue un amor por encima de todos aquellos que ya había experimentado antes.

La hija del País de las Reglas dejó atrás las reglas.

Aprendió, evolucionó y encontró el sentido de la vida.

Por fin vivía libre.

Amaba libremente.

Por fin amaba de nuevo.

La hija del País de las Reglas velaba por el hijo del País de las Alegrías, y durante los apuros del corazón custodiaba y cuidaba de su fiel can. Amaba.

La hija del País de las Reglas a veces no comprendía las cosas del hijo del País de las Alegrías, a veces hablaban en paralelo.

La hija del País de las Reglas se alegraba de poder vivir en el País de las Alegrías, pero necesitaba tiempo para comprender las costumbres de allí.

La hija del País de las Reglas escribió un libro sobre el hijo del País de las Alegrías.

Una noche la hija del País de las Reglas se sintió descuidada, se portó mal, y por ello, el hijo del País de las Alegrías la echó. La hija del País de las Reglas a duras penas llegó al País de las Reglas, y casi se muere por la ausencia del hombre del País de las Alegrías.

Pasaba el tiempo.

Quizás hayan evolucionado mientras.

El hijo del País de las Alegrías volvió a ver a la hija del País de las Reglas porque sabían que su vida juntos no es obra de la casualidad. Tenían una misión juntos.

Ambos lo sabían, ambos lo sienten.

La hija del País de las Reglas no se ofendió, reconoció su error del que no se había percatado antes.

Pasaba el tiempo, y de nuevo consiguieron encontrar el uno al otro.

Miles de fotos y momentos felices, miles de miradas amorosas, viajar a través de Europa varias veces, mucho dinero gastado, muchas miradas felices y atracción ardiente caracterizaban esta vida juntos.

Aunque la hija del País de las Reglas todavía no podía mudarse al País de las Alegrías, aún tenía que esperar al futuro concienciado, seguro y conjunto, pero se estaba preparando, ese era el plan final.

El hijo del País de las Alegrías se volvió débil en el País de las Alegrías y llegó al País de las Reglas. La hija del País de las Reglas advirtió al hijo del País de las Alegrías de que el País de las Reglas es un lugar sombrío, complicado y triste.

- Te doy la bienvenida a mi casa – dijo la hija del País de las Reglas con felicidad al pasar el umbral. Al hijo del País de las Alegrías le tentaban con zapatillas de andar por casa y albornoz, y a su fiel perro con una cama calentita.

La hija del País de las Reglas era feliz. Le dio ropa y vitaminas al hombre para que recupere la fuerza y la vitalidad.

Eran felices. Aunque el hijo del País de las Alegrías pasaba frío, su perro daba brincos felizmente en la nieve fría. Numerosas fotos con las caritas sonrientes y felices demuestran la realidad de sus almas en esos momentos.

 El hombre del País de las Alegrías iba recobrando la vida día tras día.

La hija del País de las Reglas era consciente de que el hombre del País de las Alegrías había pasado meses difíciles. Sabía, que, si se hubiera quedado más tiempo en el País de las Alegrías, a lo mejor hasta su vida habría terminado.

La hija del País de las Reglas trataba de cuidar al hombre. Construía día tras día los planes. Viajes juntos, un futuro juntos.

La hija del País de las Reglas es una mujer inteligente, estudiada, reconocida, y una madre entregada. Había trabajado mucho por el futuro de la hija del País de las Reglas y el hijo del País de las Alegrías juntos.

Pero de pronto todo se estropeó.

- ¡Mira por los alrededores, por favor! – llamó a la Jirafa la hija del País de las Reglas – Ayúdame, ¿por qué se había estropeado todo? ¿Qué ves?

 

Entonces la Jirafa se puso en la frontera entre el País de las Reglas y el País de las Alegrías y miró. En su cara enseguida se vio reflejada la tristeza y la decepción.

 

- Veo víctimas.

Tanto en el País de las Reglas, como en el País de las Alegrías.

Tal vez no haya sido el momento adecuado. La dificultad de las fiestas es una temporada llena de desafíos para todos.

 

- Veo que la hija del País de las Reglas intenta encajar sus ataduras familiares y laborales con su vida juntos, mientras el hijo del País de las Alegrías quiere un espacio vital sin todo eso.

El hijo del País de las Alegrías solamente quiere a la hija del País de las Reglas, mientras en el corazón de la hija del País de las Reglas tiene cabida tanto el amor, como el afecto familiar.

 - Veo, que para el hijo del País de las Alegrías no es nada fácil. Recibe rechazo, lo que divide a la hija del País de las Reglas entre el amor y la familia.

Pero también veo que el hijo del País de las Alegrías puede experimentar la aceptación completa, incluso a pesar de su comportamiento inadecuado de antes. Es amado de todo corazón. Recibió caramelos PEZ, vino español, amabilidad, invitación, la experiencia de cocinar juntos, y hasta el perrito recibió regalo de Navidad.

 

- ¿Y qué pasa después, Jirafa? ¿Qué ves? – siguió preguntando.

 

Veo al hombre del País de las Alegrías escuchando noticias espantosas, casi casi viendo la terrible final de la humanidad. Al hombre del País de las Alegrías le entra un dolor de oídos que le impide escuchar los planes de la hija del País de las Reglas sobre un futuro juntos. Solo debería aguantar un par de semanas más y comenzaría esa vida juntos de verdad. El hombre del País de las Alegrías no aguanta más el País de las Reglas y explota.

Trata mal a aquellos que siempre le apoyaban en todo. Porque ellos son capaces de amar de una manera diferente.

 

- También escucho – dice la Jirafa – cómo el hombre del País de las Alegrías amenaza con la muerte a la hija del País de las Reglas.

 

- ¡Si le pasa algo a mi perro, te corto el cuello! – Grita. El cuello de aquella chica con la cual vivió minutos, horas, kilómetros, amores felices.

El hijo del País de las Alegrías pone en peligro su propio perro.

El hijo del País de las Alegrías amenaza e intimida.

La hija del País de las Reglas tiembla, maniobra en la frontera entre el amor y el miedo...y, finalmente, deja irse al chico.

 

No para siempre, claro.

Tienen que reconocer y pensar.

Ambos, por separado.

Porque no se puede vivir rodeado de miedo.

 - También veo – dice la Jirafa – que el hijo del País de las Alegrías está tan enfadado que conduce 2000 kilómetros del tirón. Huye de las dificultades y de las relaciones sociales de la hija del País de las Reglas. Bloquea a todo el mundo en todos lados, extirpa todas las relaciones. Así quiere dejar atrás los demonios de la chica.

Pero no mira atrás, así que no ve que en el coche también están sus propios demonios, de los cuales no puede escapar. Para enfrentarse a ellos no está listo aún, puesto que, a raíz de sentirse ofendido, y por las barreras de sus propios principios ni siquiera los puede ver. El hijo de las País de las Alegrías se agota, y empieza a sangrar fuertemente. Su cuerpo se está purificando. Su alma aún no.

 

- Mientras tanto, en el País de las Reglas la hija del País de las Reglas vomita durante horas. Tan fuerte como nunca lo había hecho antes. Y luego ella también empieza a sangrar. Necesita ayuda médica. Su cuerpo se está purificando.

Su alma muere. Colapsa por completo.

Los familiares y la casa están en ruinas.

Sin embargo, ella sigue preocupándose por el hombre del País de las Alegrías. Teme por él. Desde la distancia le manda amor y le acaricia el corazón.

 

- ¡Sigue, Jirafa! – dice – ¡Cuéntame más, por favor!

 - Veo que el hijo del País de las Alegrías va a casa de unos supuestos amigos.

Quienes respetan el perro, pero no lo dejan entrar en la casa. Quienes predican equilibrio, pero distinguen entre persona y persona. Juzgan.

 

Fortalecen al hijo del País de las Alegrías enfrente a los errores de la hija del País de las Reglas.

 - Mientras, los amigos de la hija del País de las Reglas le dicen sus opiniones. Recibe todo tipo de comentarios, para que pueda reconocer a sus errores. Casi se muere por haber tardado tanto.

Ella ya es consciente de que todas las relaciones son cosa de dos. En parte es de ella, efectivamente. No puede ser solo de una persona toda la culpa.

 

- Entretanto, el hombre del País de las Alegrías escucha lo que quiere escuchar, no lo que le ayudaría a evolucionar.

No se mencionan las amenazas mortales, ni los planes, ni las víctimas.

No se menciona que la amenaza mortal perjudicó a tres personas en el País de las Reglas.

No se menciona que los ciudadanos del País de las Reglas habían llorado durante días, y que no pudieron procesar los acontecimientos.

No se menciona que la hija adolescente del País de las Reglas también lagrimea porque Ella también fue bloqueada a pesar de no haberle hecho nada malo a nadie.

 

Tampoco se menciona que el hijo del País de las Alegrías había perdido probablemente la oportunidad más grande, y quizás la última, de su vida.

Porque todo estaba aquí.

¡Y todo sigue aquí! Pero el hijo del País de las Alegrías prefiere no tenerlo.

 

- ¡Y dime, Jirafa! ¿Qué le pasará al hijo del País de las Alegrías?

 

 - El hombre del País de las Alegrías debe aprender.

Debe aprender sobre las personas.

Aprender que todas son distintas, piensan y actúan distinto. Huya donde huya, le rodearán personas. Otras personas, que también son distintas. No hay buena o mala, hay distinta. Ha de aprender a tratar a los demás, a sus relaciones humanas.

 

Pero el hombre del País de las Alegrías sigue ofendido.

Y la ofensa es dolor, una herida de la que no te puedes librar.

El hombre del País de las Alegrías tiene miedo.

Miedo de sí mismo.

Debe aprender a perdonar. Perdonar a todos de su pasado.

Pero, sobre todo, perdonarse a sí mismo por haber perdido.

Por haber perdido a alguien.

Había perdido a la hija del País de las Reglas.

La única persona que nunca se había aprovechado de él, la única en la que podía confiar plenamente, y sigue pudiendo confiar.

 

 

- ¡Y dime, Jirafa! ¿Qué le pasará a la hija del País de las Reglas?

 

- La hija del País de las Reglas sufre.

Porque la hija del País de las Reglas también sale perdiendo.

Había perdido a su amor, y la posibilidad de un futuro maravilloso.

Construirá uno nuevo, claro, pero aquello no será lo mismo.

 

- ¿Hay alguna cosa más que sea importante, Jirafa?

 

 - Sí, lo hay.

A pesar de que la hija del País de las Reglas había muerto, y quizás el hombre del País de las Alegrías no lo sepa: la hija del País de las Reglas nació para ser un Ave Fénix.

Revive, perdona, reconoce la debilidad humana, y siempre da una nueva oportunidad.

Nunca lo dejará ir sin más.

La hija del País de las Reglas sigue amando y construye sobre las bellezas del pasado.

La hija del País de las Reglas espera.

Espera a que el hombre del País de las Alegrías cobre conciencia.

Espera al hombre del País de las Alegrías.

Porque había perdonado.

 

Mientras, la hija del País de las Reglas se revive porque tiene una misión.

Llegó a la tierra para ayudar.

Siempre y a todos.

A todos que lo necesiten.

Sea culpable o víctima.

Sin estar escogiendo.

Porque no juzga a nadie.

 

Porque vino a este mundo para amar y para ayudar. – terminó la Jirafa, y recogió cansada su cuello largo para irse a dormir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al ir bajando cargada con mis dos enormes maletas moradas del segundo piso, las ruedas sonaban en cada escalón al chocarse y después seguían bajando hacia el siguiente escalón.

  Cuando me bajé del coche y miré la calle estrecha curvada, el lugar me dejó encantada.

Mit lehet tudni már most a 2023-as El Camino elvonulásról?

 

A Camino nem csupán egy hosszú gyalogtúra, a Camino a világegyetem megtapasztalása!

 

 

Az utazás ötletének kialakulása során döntöttem el, hogy kizárólag authentikus El Camino zarándokutat szervezek, hiszen a túra nem kizárólag magáról a teljesítményről szól, hanem az azzal együttjáró élményekről, érzésekről és tapasztalásokról.